Puedes faltarme pero no dejaré que te vayas.
Podré faltarte, pero sé que no escaparé de tu mirada.
Besaremos la mañana, nos sobrará cama, nos encontrará la suerte a los pies de una montaña de la que hacer aguas solo con la sátira de nuestras pisadas.
Y así, cuando llegue la escarcha, podremos echar la vista atrás para arrepentirnos de no pecar demasiado... ceniza, tormento, infructuoso intento de convivir entre lo esquivo, lo valiente y lo pasajero...
maldito deseo de luz, niebla de cieno, prisa por lo eterno.
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