Una fractura en mi alma, algo que ha exacerbado mi aficción por el maldito olvido... Se partió en ese momento en el que discutir los pequeños detalles no merece la pena, no si se están muriendo las grandes realidades. 
Porque sabemos que no hay acción sin reacción, pero ¿quien quiere penitencia sin pecado?
Porque echarnos de más define lo que añoramos por ir a menos. Solo queda vislumbrar otros horizontes, esos que nos motivan a movernos, que ya son por los que mordemos.

Soñamos con nada. Esperamos a que nos devore el tiempo, juntamos el precio de los nervios, este tonto invento, guerra fría, corazón de hielo.

La boca triste, la mirada perdida. Ya no sabía a donde iba, de donde venía.. La buscaba a ella, esa exquisita adicción, su heroína... Viviendo de buscar la forma de olvidar el tiempo que pierdo hasta que te tengo. Y mientras, alma intempestiva, Fruto del Edén, página eterna, querer sin impuestos, anagrama con tus besos del fuego fatuo de mis adentros, de tus sucesos, que deniegas mis intentos por fingir algo incierto. Ya está el Rock N' Roll marcando el tiempo en el único camino cierto. Donde son tus demonios los que esperan todo en el concierto, a que acabe la sal y el juego devorando tu tiempo, y después... frío intento de escapar a las decisiones, ya nadie quiere luchar por condenar agravios; es más fácil fingir intentos.
Acabaron, borrachas de ilusiones, en aquella vieja encrucijada mis emociones...

Pensar que no puedes tocar el horizonte hasta que, encima de él, ves que sólo hay precipicio. Un punto sin final. Puede que hasta seguido. La grieta del asfalto ya no guarda los años. Te despiertas de la maldita coma, renglón a parte y a soñar con otro horizonte.
Y el costumbrismo arraiga dentro un imán tractor de aquello que no llena, transforma ese habitante del hueco sin más ruído que tic-tac del tiempo hueco. Luego te muestra lo que es arder, el fuego que come los cimientos... recuerdas que no hay agua sin nubes, vacío sin sentimiento...
Yo estoy entero. Si hablo de calor, quemo las naves y te digo que no te espero, que mejor te tengo.

Con cada paso

No hay nudos. La estúpida desidia murió lentamente atormentada en sueños por nuestros besos. El cielo, a tus pies. Lo conquistaron tus ojos.
Somos más que agua hirviendo. Somos dos corazónes malviviendo. Pero el ritmo impuesto es nuestro acierto, nosotros controlamos el tiempo.
Y es que no podemos vivir en invierno, que derretimos el frío y el cierzo.