domingo, 9 de septiembre de 2012

Ahí atrás

Camino entre tantas astillas del pasado que me siento como un viejo tren sin frenos, condenado a sentir los desprecios de unos recuerdos sucios y ligeros de sueños.
Y es que padezco de no aprender de mis miedos, a enterrarlos y ellos que, como demonios esperan el momento de venir a traer ebrios deseos a mis terrenos, tropiezo de nuevo en cada frente en el que sin querer pegarme por nada acabé perdiendo todo.

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