Me busqué, te perdí, derrapé, malviví, ¡es todo tan extraño! Conspiré contra el sol, enviudé de farol, ¡como pasan los años! (Si, años. En plural). Y las canciones de amor que no quisiste andan rodando ya por las aceras, las tocan las orquestas de los tristes. Porque sin ti todo es usura, y noches perdidas, facturas, calenturas, heridas sin sutura y no sé de que modo dejar de adorarte sin duelo entre nunca y quién sabe. Incluso intenté esconderme de ti al cobijo de una infelicidad pasada, aún un poco abierta, quemada y regalada al banco.
Porque cuando les digo "con Dios", a ambos en ese momento puede que nos sobran los motivos. Y puede que me ti estuviera enamorando, porque, antes del café, cambié de bando de hotel y de sombrero.
Joaquín Sabina
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