viernes, 2 de noviembre de 2012

Los besos que saben mejor en las despedidas. Lágrimas que no son tan amargas en tiempos de reválida.
Los sueños, que al golpe del portazo del alma los siguieron las puntadas sin hilo del triste destino del mar en calma.
Las miradas que callan matando, que mueren esperando, que siguen bailando...
Los días, que saben a vino amargo, a jabón de Marsella en tiempos de guerra. A olvido pendenciero de trinchera vacía, de nido sin orquesta, del cieno patrón de mis vistas al cielo.
A cama sin miedo, a lecho en invierno de fuego eterno. A infierno sin saliva, con rencor de vidas vacías...



Al final del tiempo cuando los dedos publican el tiento de mis huesos en tu desenfreno.

1 comentario:

  1. Sigue escribiendo así de bien. "Las miradas que callan matando, que mueren esperando, que siguen bailando...
    Los días, que saben a vino amargo, a jabón de Marsella en tiempos de guerra." Esta parte me ha llegado, ha tocado un poquito mi fibra sensible.

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